El euskera ha realizado, de la mano del autogobierno, el avance más sólido de su historia milenaria, sobre la imprescindible base de la conciencia e iniciativa de la ciudadanía vasca.

Si hoy, en el Día Internacional del Euskera, nos encontramos en disposición de difundir a los cuatro vientos tal afirmación, avalada por rigurosos datos sociolingüísticos, debemos reconocer con sinceridad que en el origen de tal avance se sitúa una iniciativa que ocupa un lugar de honor en la historia del euskera y de las personas euskaldunes.

Son múltiples las razones para la celebración que este aniversario concita, puesto que se trata de la norma principal que garantiza y fundamenta los pasos que el euskera ha dado en todos los ámbitos. En ella hunden sus raíces y hallan el imprescindible respaldo legal las medidas adoptadas en ámbitos como, entre otros, la administración, la enseñanza, los medios de comunicación, la euskaldunización de personas adultas, el ámbito científico, el mundo laboral y el uso social. Sobre ella se cimienta el edificio legal de la normativa que nos ha traído a la realidad actual.

El euskera debe mucho al acuerdo, y nada a la falta de acuerdo. Porque el acuerdo es clave para el futuro del euskera; la falta de acuerdo sería, por el contrario, una catástrofe.

Y el acuerdo se construye sobre la base de la voluntad. Porque se precisa voluntad, y por supuesto generosidad, para acordar diagnósticos y avances entre quienes albergamos diferentes puntos de partida y metas en nuestras mentes y corazones. No es, en absoluto, una tarea sencilla, pero sí imprescindible para el euskera. Porque para el euskera es tan imprescindible no dejar a nadie atrás como avanzar con un paso ágil pero firme.

Porque el euskera, lejos de separarnos, nos une.

Euskararen Eguna 2022